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Crítica textual en el contexto de la iglesia

Fausto Liriano

ABSTRACT:

La sola mención de “crítica textual” en el ámbito eclesial y laico levanta sospechas, desacuerdos y enojo. El resultado de estas reacciones ha ido en dos direcciones: total ignorancia del tema entre los círculos eclesiales y poco involucramiento de profesionales confesionales en el área. En este artículo exponemos cómo la ignorancia o el ataque al campo de la crítica textual perjudica a la iglesia y por qué las comunidades de fe deben informar y educar a los feligreses en el tema.

La Biblia, que para algunos es solo un objeto de estudio, es un libro sagrado para las diferentes denominaciones cristianas (con sus variedades canónicas) y para los judíos practicantes de todo el mundo. Cuando decimos que un texto es sagrado afirmamos principalmente tres cosas:

1- Se considera que ese libro ha sido inspirado por una divinidad. Entiéndase “inspirado” como dictado o motivado por Dios.
2- Esa característica de “inspiración” hace que ese libro se convierta en la autoridad, lo que rige las formas de vida e interacción de esos creyentes en la sociedad.
3- Ese libro (o conjunto de libros, como lo es la Biblia) es superior a todos los otros libros o documentos en y fuera de esa comunidad de creyentes.
 
Dentro de estos parámetros no solo es apreciado sino también idealizado, de modo que la historia de su transmisión (al menos en la mente de la mayoría de los creyentes) es impecable e ininterrumpida, y su contenido se ha fijado a través del tiempo. Pero, ¿qué hacemos con esto?:

בֶּן־שָׁנָ֖ה שָׁא֣וּל בְּמָלְכ֑וֹ וּשְׁתֵּ֣י שָׁנִ֔ים מָלַ֖ךְ עַל־יִשְׂרָאֵֽל׃
(“Saúl tenía un año de edad cuando comenzó a reinar,
y reinó dos años sobre Israel.” 1 S. 13.1)

 
O con esto:
el Altísimo… fijó los límites de los pueblos según el número de su corte celestial.”
el Altísimo… fijó los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel.”
(ambas traducciones de diferentes versiones antiguas de Deuteronomio 32.8)
 
O con estas diferentes versiones de Éxodo 4:25, una del texto masorético y la otra de una antigua versión del Pentateuco:

“Pero Séfora tomó un pedernal afilado y le cortó el prepucio a su hijo; luego lo arrojó a sus pies y dijo: A decir verdad, tú eres para mí un esposo de sangre.»” (TM).
 
“Entonces Séfora tomó una piedra afilada y circuncido su duro corazón, se postró a sus pies y dijo:  A decir verdad, tú eres para mí un esposo de sangre.»” (S).
 
O con el texto de Mateo 17:21 (“este género no sale sino con oración y ayuno”), que en algunas traducciones de la Biblia solo se nos presenta como:
 “[no aparece en mss más antiguos]”.
 
Todos estos pasajes caen dentro del dominio de una práctica científica que algunos consideran diabólica: la crítica textual.
 

¿Qué es la “crítica textual”?

La crítica textual es la ciencia que se dedica a identificar las variantes textuales o las versiones de diferentes manuscritos de una obra cuyo original se ha perdido o ya no tenemos con nosotros, con el fin de construir el texto más fiel de esa obra pues en su transmisión han aparecido variantes en algunas de sus copias.    
 
Emanuel Tov define crítica textual[1] como lo que: «trabaja con el origen y la naturaleza de todas las formas de un texto, en nuestro caso el texto bíblico[2]. Esto involucra una discusión de su forma original putativa, y un análisis de los diferentes [manuscritos que sirven como] representantes del cambiante texto bíblico.» (Tov, 1992: 1)
 
En el caso de la mayoría de traducciones bíblicas que usamos, los textos no cambian de sentido porque al traductor se le ocurrió cualquier cosa o hizo lo que le dio la gana, o porque el equipo de traducción tenía motivaciones malvadas, tampoco porque al comité se le ocurrió meter ideas doctrinales y peligrosas. La realidad es que el texto de la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) pasó por etapas en donde era copiado a mano, primero en rollos y luego en códices (los predecesores de nuestros libros impresos actuales) y, al ser copiado, en algunas ocasiones los escribas o amanuenses cometían errores no intencionales. Alguien luego copiaba el manuscrito que incluía este pequeño desliz escritural, y esto entonces se convertía en una variante[3] en el texto. Tenemos también otros casos, aunque mínimos, en donde lamentablemente los escribas hacían enmiendas para que el texto no hiriera las sensibilidades de la comunidad religiosa, estos aparecen principalmente en el texto de la Biblia Hebrea, y de manera responsable los masoretas[4] no tocaron el texto pero se dedicaron a señalar dónde es evidente que estos casos ocurren[5].
 
Para algunos estas variantes señalan a una cruda verdad: no podemos saber lo que el texto bíblico realmente decía. Pero, ¿es así? ¿La cantidad de variantes es tal que a través de los años lo que creemos es la “Palabra inspirada de Dios” terminó siendo una cosa muy distinta de lo que se concibió? Este es el punto donde entra la crítica textual.
 
Al hacer su trabajo, el crítico textual estudia a profundidad los llamados “testigos textuales” que son los manuscritos completos o incompletos[6] del texto que se estudia, o las referencias intertextuales a ese texto. Para esto toma en cuenta la distancia entre estas copias y la fecha en que se cree surgieron los textos bíblicos que representan, la cantidad de copias que se tienen a mano, y compara las diferentes variantes que hay en el texto entre manuscritos. Estas variantes se dividen principalmente en dos: viables y significativas; estas dos se combinan de modo que se pueda estudiar mejor el texto. Dicho de forma llana, las variantes viables son las que no representan ningún problema y las significativas son las que representan o potencialmente representarían un problema serio o particular. De todas las variables del NT, por ejemplo, solo un 1% son significativas, pero el 99% de las variantes no representan ningún problema serio.
 
Entonces, el punto del crítico textual no es desmoralizar el texto o un estudio dedicado a probar que la Palabra de Dios no es Palabra de Dios. Si bien muchos críticos textuales no son confesionales, el verdadero profesional de la crítica textual tiene como enfoque y objeto de estudio el llegar a conocer lo que realmente el texto dice. La mayoría de los críticos textuales te dirán que el 99% de estas variantes viables en el NT no representan ningún problema para las principales doctrinas del cristianismo y, aunque algunas variantes significativas (esas que representan el 1%) son problemáticas, las doctrinas del cristianismo no dependen únicamente de alguno de esos versículos en donde aparecen problemas textuales serios.
 
En ese sentido, los críticos textuales representan un recurso importante para los estudios bíblicos y teológicos. Proveen a los biblistas de herramientas comparativas que les permitan tomar decisiones a la hora de crear materiales exegéticos o de traducir el texto, y a los teológos de las posibilidades más cercanas al urtext[7] de modo que puedan desarrollar mejor su trabajo de reflexión teológica y de hermenéutica.
 

¿Qué tiene que ver esto con la iglesia?

Aunque muchos líderes cristianos previenen a las comunidades de fe de no involucrarse en la lectura de materiales que abordan el tema y mucho menos el trabajo de crítica textual, no podemos negar el hecho de que hay variantes en los diferentes manuscritos que tenemos del texto que consideramos sagrado. Esto es tan evidente que cuando se habla de la ‘doctrina de la inerrancia’, algunos de los precursores de esta doctrina han refraseado la declaración como “el texto bíblico no contiene errores en sus originales”, obviamente tomando en cuenta la realidad de la transmisión del texto.
 
Pero, ¿darle la espalda a lo innegable y satanizar una disciplina que puede ser de apoyo en que conozcamos mejor el texto, es la mejor opción? No. Vivimos en un tiempo donde la información ya no es un privilegio sino un recurso al alcance de todos (hasta en los lugares más remotos de la tierra), no podemos darnos el lujo de ignorar ni de desinformar, pues al hacerlo quedamos mal parados. La mejor opción es educar a nuestras congregaciones con principios básicos de crítica textual.
 

¿Qué beneficios tiene que se hable de crítica textual en nuestras congregaciones?

Algunos tienen miedo de que esto confunda y acabe con la fe de la iglesia, de ninguna manera. En mis años como pastor, pasé de tener una congregación confundida y con opiniones divididas en este tema, a una congregación informada y con una creencia más sólida en la Biblia.
 
Estos son algunos de los beneficios que vemos en el estudio, al menos básico, de las dinámicas de la crítica textual en nuestras congregaciones:
–      Se gana un mayor entendimiento del texto bíblico, su formación, transmisión.
–      Se conoce cómo se toman decisiones en traducción, por qué hay diferencias en algunos versículos entre ciertas versiones, y cómo el tipo de traducción influencia tal decisión.
–      Se aprenden conceptos básicos sobre los textos en las lenguas originales.
–      Los creyentes llegan conocer los principales testigos textuales, y esto los ayuda a tomar una decisión entre traducciones al momento de hacer su estudio personal, o preparar un estudio para la comunidad.
–      Para los interesados en apologética, obtienen mejores bases para defender la validez del texto bíblico.
 
Animamos a que las comunidades de fe preparen espacios en donde se pueda conversar sobre crítica textual, se hable abiertamente de las variantes, se muestre como la mayoría no representan una amenaza para verdades importantes del cristianismo y se converse honestamente de las que pueden ser problemáticas, mostrando los otros textos en los que se basan y comparando con los que no tienen problemas textuales pero apoyan las creencias que afirmamos.
 
Obviamente, debemos tener cuidado con el material y cómo se presenta, ya que es un tema que puede herir sensibilidades, especialmente en personas que crecieron teniendo una perspectiva particulardel texto. Por eso, al tratarse el tema se debe tener un corazón pastoral, ya que el punto no es crear críticos textuales, sino informar a la congregación de modo que tengan el balance apropiado entre lo que creemos (“toda la Escritura es inspirada por Dios”) y la realidad de transmisión del texto (tenemos múltiples variantes que aparecieron en el proceso de transmisión de la Biblia).
 
 
 Bibliografía:

Brotzman, E. & Trully, E. (2016). Old Testament Textual Criticism. Grand Rapids, Michigan: Baker Academy.
Hixson, E. & Gurry, P. (2019). Myth and Mistakes in New Testament Textual Criticism. Downers Grove, Illinois: IVP Academics.
Martín Contreras, E. & Seijas de los Ríos-Zarzosa, G. (2010). Masora: La transmisión de la tradición de la Biblia Hebrea. Navarra: Verbo Divino.
Meade, J. & Gurry, P. (2022). Scribes and Scripture. Wheaton, Illinois: Crossway.
Tov, E. (1992). Textual Criticism of the Hebrew Bible. Minneapolis: Fortress Press.


Notas:

[1] Lo de “crítica” no tiene nada que ver con “criticar” (como quizás algunos lo piensan) sino con “estudio”. Es decir, “crítica textual” es “estudio profundo de un texto”.
[2] Acentuamos que la crítica textual involucra principalmente el estudio de todo texto antiguo, es decir, hay líneas de estudios textuales de los escritos de Homero, de Cícero, de Rumi, no solo del texto bíblico.
[3] Las variantes son las diferentes lecturas que se presentan entre manuscritos.
[4] Se conoce como “masoretas” al grupo de eruditos judíos que en el medioevo vocalizaron el texto de la Biblia Hebrea y crearon un sistema que sirve de guía y regla para la copia y el uso de la Biblia Hebrea, llamado “Masora”.
[5] Aunque las variantes estudiadas por los críticos textuales son de textos copiados a mano, los que llamamos manuscritos, también se pueden cometer errores al trabajar textos impresos. Brotzman y Tully, en su libro “Old Testament Textual Criticism”, señalan a uno de los errores de impresión más famosos en la historia de la Biblia: «en 1631el impresor de la Biblia King James omitió la palabra “no” de Exo. 20:14 (el séptimo mandamiento). El texto entonces decía, “cometerás adulterio”, y la edición llegó a conocerse como “La Biblia Malvada”.» (Brotzman & Tully, 2016: 14)
[6] Algunos manuscritos bíblicos, por ejemplo, pueden ser tan pequeños como una tarjeta de presentación.
[7] Al final del proceso de composición del libro bíblico está el libro que consideramos autoritativo, que es el que inicia el proceso de transmisión. Esto es lo que se llama “urtext”.

Fausto Liriano es consultor de traducción con Sociedades Bíblicas Unidas, trabaja con traducciones a lenguas nativas de Guatemala, México y Surinam, y en el entrenamiento de nuevos traductores. Es filólogo, con un PhD de la Universidad de Barcelona en Filología Semítica con énfasis en el Hebreo Bíblico. Vive en Santo Domingo (República Dominicana) con su esposa Noelia y sus dos hijos.

Nota: Este artículo fue subido a la página de la FTL el 13/09/2023.